Fuiste el otoño de mi juventud,
atrayente y magnética,
llena de colores y matices,
con olor a humedad y
marcando el final de un tiempo
que, por mucho que vuelva, no será el mismo.
Contigo vi pasar mi ánimo
por todos los estados conocidos:
desde el verde esperanza que no ha de durar
al rojo pasión que nos hace dudar.
Vi llegar el frío con su manto gris
y me refugié en los luminosos rayos
que tus ojos brindaban.
Pero, con el tiempo, el sol se distanció;
ya no bastaba tu mirada para calentar
los hielos que habitaban en mi corazón.
El invierno con su muerte y su blanco manto
enterró los recuerdos y los sentimientos,
a la espera de la llegada de la primavera
que traiga nueva vida dispuesta a crecer,
hasta que llegue el sol que abrase mi alma
y me haga, de nuevo, creer.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario