Domingo por la mañana y ahí está. Se supone que a estas alturas de la semana uno debería estar durmiendo (no hay vida antes de comer) y dejando q todo su cuerpo estuviera en un estado comatoso placidamente.
Pues no.
Yo abro el ojo y ahí está, sin haber preguntado ni haberlo pedido, sin elección de ninguna clase.
Una canción, sin ningún motivo aparente, clavada en el cerebro. No hay forma.
Por alguna extraña razón, todo el tiempo que me paso despierto hay alguna canción rondando mi cabeza. Lunes por la mañana, cancioncita. Martes a la hora de comer, cancioncita. Viernes camino del pub, cancioncita. Sábado a las tantas de la mañana volviendo a casa haciendo eses, cancioncita.
Lo más curioso es que no es ninguna en concreto, ni mi favorita, ni la que más ponen en la radio, ni la última que he oido. No, es una canción más o menos aleatoria, que decide instalarse en la cabeza durante un tiempo y ahí anda, dando el coñazo, porque hay veces que es un coñazo insoportable, pero ahí anda.
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