Hoy he echado de menos el vino en la cocina.
No, no par bebérmelo, sino para echarlo a unas pechugas de pollo con una cebolla caramelizada que me estaba montando para cenar, no tenía ningún tipo de bebida alcoholica que echarle, para que cogiera sabor y el griego de mi corridor dueño de la botella de vino de la nevera no estaba para pedírsela.
Cuando le he dicho a mi sartén aquello de "qué haría yo sin ti", pues claro...
Me estoy haciendo un artista entre fogones.
La cocina de supervivencia ha quedado, definitivamente, atrás.
Que tiemble Arguiñano!
miércoles, agosto 23, 2006
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