Hay veces que descubrir una mentira es de lo más sencillo. Por lo menos, yo que soy un cínico, no lo encuentro muy difícil.
A partir de que una persona hace una afirmación más de cinco veces sobre algo, empiezo a sospechar. Sobre todo si nadie le ha preguntado.
Es como una lucecilla que se enciende. "¡Eso ya lo he oido más veces!" y empiezas a sospechar.
Es como si el susodicho que hace la afirmación necesitara decirlo muchas veces para compensar el hecho de que no es verdad. Lo curioso es que, en un número muy elevado de las ocasiones que esto sucede, el mentiroso no es consciente de que lo es, él (o ella) está convencido de que lo que dice es verdad.
Lo mejor de estas situaciones es cuando, al final, la verdad cae por su propio peso, que suele ser bastante. La gente en general se sorprende o manifiesta cierta sorpresa.
Yo, con toda mi mala leche, sonrío, levanto la mirada y espeto "¿ves?" y sigo a lo mío, para mí es la constatación de una realidad largamente anunciada.
Ejemplo para todos los públicos: la selección española de fútbol, lees tantas veces que somos favoritos para ganar algo, que cuando se la diñan no te sorprende.
domingo, septiembre 10, 2006
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario