Me levanto antes que el sol, que por estas fechas del año se vuelve perezoso y remolón, debe ser que con eso del frío le da pereza salir de la cama.
Al salir a la calle puedo ver la despedida de las pocas estrellas que no sucumben a las luces de la ciudad.
Al poco rato llega ese momento mágico, justo antes del amanecer, ese momento en el que, por un momento el cielo se disfraza de mar, con un tono azul profundo, mientras que las nubes, algo más lentas, continúan con el color que les dejó la noche e invitan a pensar en misterio, vacaciones y amanecer en la playa con los pies enterrados en arena.
Por eso no es tan duro madrugar.
martes, diciembre 06, 2005
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3 comentarios:
No será duró para ti, para mi es lo peor, yo que soy una marmotilla... jate tú :D
Besitoss
¿Verdad que sí? Días que son azules, otros tienen nubes y se ve todo anaranjado... algunos son incluso rosas =)
Piruleta! vuelves a pasar por aquí. A que sí, lo de la variedad de colores viene justo después.
Chupituni: eso que te pierdes
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