domingo, octubre 16, 2005

Sherlocks

Hace unos días, paseando por la calle vi un hombre ataviado con capa agabardinada y gorro y portando en su mano derecha una lupa, al estilo Sherlock Holmes, pero en castizo. La gente al pasar se quedaba extrañada mirándole y luego comentaban entre ellos. Sospecho que los comentarios no eran del tipo "¿qué pinta un tipo con gabardina a estas alturas por Madrid?", por mucho que el hecho en sí no tuviera mucho sentido; creo, más bien, que comentaban la actitud el susodicho viandante, que no dejaba de resultar, cuando menos, peculiar, ya que iba en consonancia con su atuendo.
Dado que era un día de esos en los que disponía de tiempo de sobra, decidí pararme y averiguar el porqué del atuendo y comportamiento del individuo. Así que, sin más, le pregunté:
- Buenas tardes, ¿qué busca? ¿Puedo ayudarle? - pregunté con una intriga tremenda
- Ah, hola. No déjalo, no hace falta, no te molestes - me respondió con absoluta serieda y normalidad.
- No es molestia, si puedo ayudarle, me gustaría, tengo buenos ojos - estaba decidido a satisfacer mi curiosidad y no me iba a rendir.
Ante mi insistencia el desconocido levantó la mirada, me inspeccionó de arriba a abajo con ojos verde oliva, dilató levemente sus pupilas y esbozó una sonrisa - Está bien, te diré lo que busco: me busco a mí mismo.
- ¿Y cómo de grande es la foto? - respondí
- No es una foto. Busco a un espíritu inquieto, ilusionado por el día a día, que tenía claro el futuro que perseguía y que era capaz de leer en la sociedad defectos, virtudes y espejismos. Busco una cara alegre, como un payaso, con una sonrisa dispuesta y una mirada chispeante. Quiero encontrar la capacidad de ver en el futuro el principio del cambio que se espera, la posibilidad de que si se cree con la suficiente fuerza, a uno le pueden crecer alas. Busco alguien capaz de no dejarse arrastrar en el día a día y convertir sus días en aventuras únicas e irrepetibles, en lugar de rutinas comatosas e inertes. Me busco a mí, busco la persona que creí ser y que no recuerdo cuando perdí, pero que sé que ya no soy.
Mientras hablaba lo hacía con la misma naturalida con la que se describe un jersey. No supe contestar.
- Por eso decía que no podías ayudarme, gracias por el interés.
Una vez dicho esto me dio la espalda y siguio con su búsqueda. Esa noche no pude más que dar vueltas a la cabeza antes de dormirme sobre el encuentro de esa tarde. Me preguntaba cuántos más estarán buscando y cuántos habrán encontrado.

No hay comentarios: